El servicio de comedor es una de las cinco prestaciones laborales más preciadas por los empleados y es de los principales atractivos que considera un candidato para aceptar una oferta laboral. Sólo 27% de las compañías otorgan esta prestación en México, ya que implica una gran inversión. Sin embargo, a largo plazo, los gastos de salud se ven sumamente reducidos y la empresa resulta beneficiada.
De hecho, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha advertido sobre los riesgos de la malnutrición laboral, la cual supone una pérdida del 20% en la productividad de las compañías. Padecimientos a causa de una mala alimentación como la obesidad, la ingesta inadecuada de calorías y la deficiencia de hierro, dan origen a fatiga y falta de destreza, o incluso a patologías más graves como la anemia. Millones de empleados en el mundo se ven afectados por las anteriores, reduciendo su capacidad física y su productividad laboral.
Un estudio de la salud en la productividad, elaborado por la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) y Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF) indicó que una persona enferma genera 4.5 veces más pérdidas en la productividad de la empresa, que el ausentismo.
De ahí la importancia de contar con un comedor. La OIT señala que ésta es para muchos empleados la única oportunidad que tienen al día de alimentarse sanamente y en condiciones idóneas, es un espacio para relajarse y para crear vínculos entre compañeros de trabajo.
“La ayuda alimentaria en lo general y los comedores en la empresa en particular, representan prácticas que contribuyen a la implementación de intervenciones a favor de la salud de los trabajadores y la productividad de la empresa”, comenta Pedro Borda Hartmann, director general de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos (Amedirh).