La nutrición se ha convertido en uno de los principales pilares de la salud ocupacional, ya que las empresas en diferentes sectores han detectado que un gran porcentaje de su plantilla laboral no cuenta con una adecuada alimentación.
Es importante que en los centros de trabajo se tenga una revisión constante y diagnóstico de las enfermedades que pueden haber sido ocasionadas por una mala
nutrición, para poder llevar a cabo campañas y acciones que logren colaboradores en balance. Muchas veces se piensa que nutrición es restricción y dietas, pero más bien es equilibrio: una alimentación que contenga realmente los nutrientes que necesita el cuerpo.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha hecho énfasis en que una buena alimentación de los trabajadores constituye un buen negocio para las empresas, porque contribuye con el aumento de la productividad y la motivación del personal , en la prevención de accidentes y decesos prematuros, además de reducir gastos médicos.
Productividad vinculada a la nutrición
Existe una relación estrecha entre una mala nutrición y trabajadores enfermos, situación que termina siendo un incremento en gastos médicos para las compañías, pérdidas por ausentismo laboral y baja de productividad.
Aplicar medidas en un entorno laboral puede propiciar una cadena positiva en un amplio espectro de la población económicamente activa, que además permeará en sus hogares en la búsqueda por continuar con una nutrición balanceada.
Una buena alimentación es clave para prevenir muchas enfermedades crónicas y mantener el rendimiento laboral adecuado , aunque muchas veces no es fácil para los trabajadores generar estos hábitos positivos porque hay inercias en contra, pero si una empresa ya detectó este desafío bien puede informar a sus colaboradores, educarlos en este tema y llevar a cabo actividades como un menú balanceado si es que cuentan con comedor o actividades físicas para promover el ejercicio.