La mayor parte de estos trastornos se van desarrollando con el tiempo y se pueden deber a la sobrecarga física que se produce durante la ejecución de tareas que exigen demasiado esfuerzo físico o desproporcionado, como sucede con aquellas operaciones relacionadas con la manipulación de cargas, los movimientos repetitivos o las malas posturas.
¿Qué es un trastorno musculoesquelético?
Los trastornos musculoesqueléticos
son lesiones que afectan a huesos, articulaciones, músculos, tendones y nervios y se pueden dar en cualquier zona del cuerpo, siendo las más comunes cuello, espalda y extremidades superiores.
¿Cuáles son los síntomas?
Algunos de los síntomas que se pueden desarrollar son el
dolor muscular, pérdida de fuerza en alguna extremidad, hormigueo y la disminución de la sensibilidad, que si no son atendidos pueden incrementar el nivel de daño musculoesquelético.
¿Qué factores contribuyen al desarrollo de los trastornos musculoesqueléticos?
No hay que olvidar que existen además otros
factores de riesgo de tipo físico que pueden contribuir en mayor o menor medida a la aparición de estos trastornos, como una inadecuada iluminación del puesto de trabajo, frío o calor excesivos, elevados niveles de ruido, utilizar herramientas nos aptas para el trabajo a desempeñar, entre otros.
Además, factores organizacionales, como el desarrollo de un trabajo demasiado exigente o, por el contrario, demasiado monótono y repetitivo, la insatisfacción laboral, la falta de reconocimiento o apoyo, horarios de trabajo extendidos.
Incluso los que son propios del individuo como la existencia de patologías previas, la capacidad física del trabajador, los malos hábitos como el consumo de alcohol y tabaco.
Medidas de prevención y protección
Aquí tienes algunas medidas preventivas y eficaces para hacer frente a los trastornos musculoesqueléticos en el trabajo:
• Busca automatizar procesos.
• Promueve el uso de los equipos adecuados para trabajos pesados como carretillas, grúas y mesas regulables de acuerdo con la actividad a desempeñar.
• Ilumina adecuadamente la zona de trabajo.
• Comunica buenas prácticas y posturas dentro de la empresa.
• Impulsa la reducción del volumen o una buena distribución de la carga.
• Reduce la intensidad del trabajo físico e incentiva jornadas con descansos.
• Evitar ciclos muy cortos y repetitivos.
Los trastornos musculoesqueléticos no son consecuencia de un único factor de riesgo, sino que es la combinación de varios lo que conduce a su aparición. Es por ello por lo que se deben evaluar todos los factores que pueden contribuir a este mal, con el fin de poder atacar de raíz y poder erradicarlo o por lo menos disminuirlo en medida de lo posible.
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